La sabana brasileña del Cerrado es sacrificada en nombre de la agricultura industrial Imprimir
Escrito por Horacio Pucheta   
Martes, 23 de Abril de 2024 13:48
Reporteros El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha puesto como prioridad proteger la selva amazónica, un requisito clave para el acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur.

Un año después de asumir el cargo, sus esfuerzos han reducido a la mitad la deforestación en el Amazonas. Sin embargo, el costo de este logro es el sacrificio del Cerrado, una sabana que ya ha perdido la mitad de su vegetación natural debido a la agricultura intensiva de soja y maíz.

El Cerrado, una vasta sabana en el corazón de Brasil, contiene el 5% de la biodiversidad mundial. En la actualidad, su deforestación avanza a un ritmo dos veces más rápido que en la Amazonía. Ubicado al este de la selva amazónica, en las mesetas altas entre los estados de Mato Grosso, Tocantins, Piauí y Bahía, el Cerrado se ha transformado en extensos campos de cultivo de soja y maíz. Este frágil ecosistema, sacrificado casi sin que se note, corre el riesgo de desaparecer.

La producción agrícola brasileña alcanzó este año un nivel récord, especialmente en el oeste del estado de Bahía, en la región conocida como 'Matopiba', donde el comercio agrícola ha sido dominante desde la década de 1980. Aquí, la agricultura intensiva ha reemplazado gran parte de la vegetación nativa. El 50% de la cubierta vegetal del vasto territorio del Cerrado, que abarca alrededor de dos millones de kilómetros cuadrados, el equivalente a cuatro veces el tamaño de Francia, ya ha sido destruido.

A diferencia de la Amazonía, donde la ley exige proteger el 80% del territorio, en el Cerrado solo se requiere la conservación del 20% del área ocupada, lo que lo convierte en un atractivo para la agroindustria. La producción agrícola en esta región se exporta principalmente a Francia.